La estimulación temprana consiste en proporcionar estímulos al niño a través de los sentidos antes de alcanzar una madurez neurológica, para lograr un máximo desarrollo de sus potencialidades.
La estimulación hace que las neuronas establezcan conexiones sinápticas entre sí, que son reforzadas cada vez que las pone en funcionamiento. Así, van aumentando el número de circuitos, de interconexiones, y se va constituyendo toda una red que permite un mejor desarrollo cerebral.
El desarrollo cerebral está ligado a la estimulación y uso que se le ofrezca. Por lo que a mayor estimulación, mejor desarrollo y por lo tanto aumentamos las potencialidades. Este potencial cerebral debe activarse para que sea funcional y alcanzar un óptimo desarrollo.
La propuesta de trabajo que desarrolla Glenn Doman resalta la necesidad de estimular seis capacidades o inteligencias en el niño: visual, auditiva, táctil, móvil, lingüística y manual. Su método se basa en el desarrollo de cuatro programas: programa enciclopédico (bits de inteligencia), programa de lectura, programa de matemáticas y el programa de excelencia física.
El cerebro se desarrolla con el uso, es uno de los fundamentos en los que se basa el método. Todas las vías sensoriales son las puertas para la construcción del conocimiento y a través de estas oímos, sentimos, vemos, degustamos y olemos. Esta información estructurada en patrones perceptivos permite interpretar, analizar y actuar en el medio de forma más equilibrada, precisa y funcional.
Educar la capacidad sensitiva, perceptiva y representativa será fundamental en el proceso de maduración cerebral. Cuantos más mensajes pasen a través de las vías auditivas, visual, táctil, gustativa y olfativa más se desarrollarán estas vías y su funcionamiento será más óptimo; por el contrario cuántos menos mensajes procese el cerebro a través de las vías sensoriales con mayor lentitud se desarrollarán y funcionará con menos eficiencia.
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