Parece que el primer trabajo hacia el desarrollo del niño es la superación de la mentalidad coercitiva e imperativa de sus cuidadores: padres, tutores, maestros, adultos en general.
Los adultos se han estado comportando siempre de manera "controladora", presos de sus propios miedos. Desde ahora han de empezar a registrar las anécdotas de rebeldía de sus pequeños hijos, con orgullo.
Pero es preciso aclarar que para dar 'libertad' a los niños, los adultos habrán de liberarse, sobre todo de sus falsas ideas y prejuicios; y esto ya es más complicado. Solamente la gente extremadamente culta es libre y, claro, no son muchos.
Los demás están infectados de prejuicios, preconceptos, conductas imitadas y repetitivas sin crítica, antojos y porfías.
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